jueves, 29 de julio de 2010

CAPÍTULO VIII.

Hay veces que tanta bondad puede afectar al juicio de varias personas o el exceso de maldad altera las situaciones. El odio o la paz son palabras fuertes que cansan el pensamiento de las personas que son significantes con mucha fuerza, pero las interpretaciones son mundanas y politizadas o contaminadas, ya que los actores principales de la historia se han dedicado a manipular el significado de las mismas, y a generar a falsos criterios que la gente trata de modificar pero le huyen por el mismo hecho del miedo al rechazo y no a acabar con la basura de almas que se encuentran rodando por las calles.

En ocasiones ponemos en juego los sentimientos, los exponemos de manera que dejamos de pensar en lo que realmente importa y terminamos convirtiéndonos en personas frías que no les importan los pensamientos ajenos.

Es primordial cosechar nuestros principios morales para que no nos confundan las ideas venideras; venideras en el sentido del bombardeo de información subliminal que contagia a los seres espirituales, los cuales nos resguardan e impiden que las ideas negativas nos magnetices.

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