jueves, 29 de julio de 2010

CAPÍTULO I.

Empiezo a meditar cuanto tiempo ha pasado desde que hice la acción de reflexionar. Es tan complicado saber que los hombres buscan el oro y no pueden buscar lo que hay dentro de ellos; los problemas a veces son el impulso material del cual no siempre sabe a donde dirigir su mirar, simplemente son hombres que creen que ser más es nacer en una cuna de oro y no de paja.

Si la humildad se convirtiera en el sentir de los que tienen oro, no solo el mundo estaría plasmado con las manos de la ambición, sino que agotarían el bien material y lo sustituirían para la oración de fingir el credo para recibir indulgencia. Al contrario de los que nacen en una cuna de paja, donde nacen en la humildad y no piden nada a cambio. Solo se resignan a la devoción divina de su salvación, ellos no tienen que dar oro a cambio de plegarias, pero si deben pedir misericordia y perdón por todos aquellos que hacen sufrir a los inocentes, y que todos aquellos que sin tocarse el corazón... encuentran su desesperación demostrando el mal y no encuentran la purificación de su alma hasta que son juzgados ante los ojos del bien.

Es crítica la situación de decidir sobre el bien de ser humilde y poder mirar al cielo sin recelo, o mirar hacia abajo y sentir la frustración de que nada de lo que buscaste e hiciste en tu vida fue digno. Aunque es posible que las personas mas felices no lo sean y solo es apariencia, siempre existe una mano gloriosa que ayuda y engendra un sentido de paz y armonía en toda una unidad.

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